El lugar

El lugar

En el archivo de Valldecrist se conservó hasta el siglo XIX una carta del infante Martín a su amigo, el cartujo Dom Bernat Çafàbrega, que conservó hasta su muerte como elemento principalísimo de sus enseres personales, puesto que suponía una especie de contrato personal entre él y el infante. La carta había llegado a la cartuja de Scala Dei los últimos días del mes de marzo de 1385 con un oficial de la cancillería, con el encargo de entregársela en mano al padre Çafàbrega.

 

En ella, el infante Martín describía minuciosamente el itinerario de inspección del territorio que personalmente realizó por tierras del Alto Palancia para construir un modesto cenobio de la orden de San Bruno. El día de San Gregorio (12 de marzo) del año 1385 comenzó ese viaje, en el que contó con la ayuda del prior de Porta Coeli que previamente había seleccionado unos cuantos enclaves, susceptibles de albergar la futura cartuja. La excelente reconstrucción que hizo de este itinerario el profesor Gimeno Blay, a partir de la transcripción e interpretación crítica de la carta manuscrita del infante Martín, nos permite comprender que las razones de la elección eran más terrenales de lo que luego la narración elaborada por los propios monjes nos hizo creer y tenían que ver con el encanto y las condiciones del espacio: un valle hermoso y arbolado, con abundancia de fuentes y olivos, que, además, contaba con la existencia de varias masías, una de ellas, propiedad del notario Miquel Castelló, con molino de aceite, almazara y bodega. Si a ello añadimos la proximidad a Segorbe, donde Martín y su esposa, María de Luna, tenían residencia, y el hecho de que los terrenos se encontraban en Altura, villa propiedad del infante, podemos entender que había razones más que suficientes para convencer, no solo a él, sino también al prior de Porta Coeli y al obispo de Segorbe de que aquel era el mejor lugar posible para albergar al nuevo instituto cartujo. El propio Martín decidió que esas instalaciones previas se destinaran a casa procura o conreria y, anexo a ella, se levantara el modesto monasterio.

 

Los trámites fueron rapidísimos. El 18 de marzo, el infante informaba, mediante privilegio datado en la catedral de Segorbe, de la donación a la nueva congregación de las masías recientemente adquiridas, junto a un importante lote de tierras. A esta donación se le acompañaría de una renta anual de 60 cahíces de trigo. El día anterior, el Consejo Municipal de Altura, a instancias del infante, exoneró a la cartuja de los impuestos por las propiedades radicadas en su término, le cedió su bovalar y el derecho a utilizar media hilada de agua cuando las necesidades del monasterio lo requiriesen. Así echó a andar la construcción de la que, en un principio, iba a ser la sencilla cartuja de Valldecrist.

- El infante Martín describía minuciosamente el itinerario de inspección del territorio que personalmente realizó por tierras del Alto Palancia para construir un modesto cenobio de la orden de San Bruno. -