Claustro de San Jerónimo y capillas

El claustro de San Jerónimo

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Entre 1405 y 1415 se acometió la obra del claustro cenobítico, denominado claustro de la cisterna o claustro de San Jerónimo, resuelto con arcadas de medio punto y bóvedas de arista, cuyas galerías estuvieron decoradas por lienzos de la Vida de San Bruno ejecutados por Urbano Fos en 1650. En el centro había un brocal de pozo con cisterna que fue trasladado a un jardín céntrico de Altura, ante la sospecha razonada de expolio.

 

Debajo de él todavía existe una gran cisterna con arcos de diafragma y cuatro bóvedas rebajadas, que se destinaba a recoger las aguas pluviales de las techumbres de las edificaciones construidas alrededor del claustro y a almacenar el agua que, por privilegio del infante Martín, llegaba desde el manantial de La Esperanza (Segorbe) para satisfacer las necesidades del monasterio. Un privilegio que, tras la exclaustración, fue fuente de frecuentes pleitos entre la villa de Altura y la ciudad de Segorbe.

 

CAPILLAS

Al mismo tiempo que se acometía esta obra que acrecentaba considerablemente la extensión planificada para la primitiva fundación, fueron edificándose numerosas capillas, muchas de ellas sin haber conseguido localizar exactamente su ubicación, aunque sí sus advocaciones y benefactores; sin embargo, quedan evidencias arquitectónicas de la existencia de seis capillas que cerraban el claustro de San Jerónimo por poniente. Hemos de tener en cuenta que, además de la misa conventual, era obligatoria la celebración de misas individuales que los monjes del claustro celebrarían en dichas capillas, de acuerdo a una programación preestablecida, realizada probablemente con la ayuda del Hebdomadario que se encuentra en el Museo Catedralicio de Segorbe.

 

Junto a la pared recayente a la iglesia Mayor se encuentra la capilla de Santa María Magdalena, con una cripta en la que fueron encontrados los restos de Luís Mercader, uno de los priores más célebres del monasterio, hallazgo que siempre ha contado con una aureola de leyenda, no exenta de hechos prodigiosos. Tenía un retablo del siglo XV, obra del Maestro de Perea, del que se conservan las tablas de San Lázaro con sus hermanas Marta y María, hoy en el museo de la Fundación Lázaro Galdiano de Madrid y la que representa la Última comunión de la Magdalena en el Princeton University Art Museum.

- Por privilegio del infante Martín, el agua llegaba desde el manantial de La Esperanza para satisfacer las necesidades del monasterio. -