En el medioevo europeo aparece un nuevo tipo de monasterio: La Cartuja. Esta nueva institución que unía la vida ermitaña y la cenobítica en un ámbito, tiene lugar gracias a la fundación en el año 1084 por San Bruno de la primera casa de esta Orden cerca de Grenoble, en los montes “Chartreuse”. La expansión de la Orden experimentó un gran auge en los siglos XIV y XV.
Los documentos históricos sitúan la fundación de la Cartuja de Valldecrist en el año 1385, durante el reinado el reinado de Pedro IV, en la corona de Aragón, y citan como su fundador a su hijo el Infante Don Martín, quien más tarde se convertiría en el rey Martín I El Humano. Alcanzó su máximo esplendor en el siglo XVIII y sufrió su expolio y destrucción desde la exclaustración de 1835.