En la extensa área de dependencias, formando parte de las edificaciones del ámbito de la procura, en el XIX se construyó un molino harinero adosado al muro que cierra los huertos. También hay constancia del funcionamiento de varias almazaras, cuadras, caballerizas, pajar, era y casa del guarda. Se encuentran aquí los restos del refectorio y cocina de los criados. Una pequeña puerta, conocida popularmente como la puerta del infierno, permitía la entrada a esta zona sin recurrir a otros accesos más nobles del recinto. Aquí residían los donados, personas que voluntariamente se ofrecen al servicio del monasterio, pero sin estar sujetos al rigor extremo de la clausura. En este sector, se levantaban el granero, los lagares, el lavadero de pescado y la almazara con seis prensas. Y sin poder precisar su ubicación, se ha podido documentar la existencia de Enfermería y de Botica con un huerto de hierbas medicinales a mediados del XVII.